lunes, febrero 16, 2015

Un amor lleno de gratitud

Son dos. Ellos dos, separados tan solo por 18 años. Él de 75 años y ella de 57 años. El tiempo arraigado en sus vidas que les permitió compartir experincias dispersas; él un lector empedernido, súmamente abstraído por la sustancia dulce de un buen libro acompañada de un cargado y amargo café; ella, como una martir contemplandolo y sirviendo el café, tratando de no pasarse de la carga de azúcar para que no le quite el amargo al café que a él le gusta; además, soportando por mas de 40 años su caracter indomable de su hombre, su amado viejo, mi padre.

Yo siempre se los digo: cuando ustedes son felices mi corazón explota en regocijo. El sábado 14 de febrero, él, a través de mí, le hizo la invitación a ella, a través de mí, para que vayan a compartir una cena tradicional acompañada de un vino.

Fueron felices, sonrieron, conversaron y de seguro hablaron de sus 4 hijos; yo pensaba en la velada que estaban pasando, no quiero decir que mis otros hermanos no pensaran lo mismo pero hablo solo por mi, del mágico momento de los dos.

Cuando veo la foto de ese momento, ella bondadosamente feliz con su caja de rosas y él,  complacido porque su amada mujer era feliz.

Han pasado muchos años y él aprendió a amarlar, a extrañarla, a cuidarla.  A no dejarla de pensar, a no compartirla ni con sus hijos porque él la ama y, ella, es solo para él. Ella, cuida de él porque él es su héroe a quien le dice cholo, le dice viejo, le dice Miguel.

Al final, el día se acaba pero es un día bueno que contará como uno que va sumando a sus vidas juntos y que lo compartiran por mucho tiempo más. Se aman y eso es lo importante.

Tal vez, él le cante Wonderful tonight de Erick Clapton...

Vamos a una fiesta
Y todos se dan vuelta para ver
A esta hermosa dama
Que camina a mi lado.
Y luego ella me pregunta:
Te sientes bien?
Y yo digo: Sí, me siento maravillosamente esta noche.

Pero están juntos, eso es lo importante...

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