martes, diciembre 23, 2014

La reverencia al momento del café

Me siento en la cafetería y rememoro gratos momentos alrededor de una taza de café.

Yo empecé a tomar café desde los 6 años aproximadamente.

El café o el momento del café, es un momento mágico, tan mágico que las mejores conversaciones suelen surgir al compartir una taza de café.

La costumbre familiar es de larga data. Mis abuelos, Natividad y Clemencia, a los que siempre llamamos papa natico y mamita clemencia, respectivamente, solían compartir una taza de café a cada persona que tenía la dicha de visitarlos. Su café pasado es irremplazable. Hasta donde recuerdo, todos los hijos de papa natico y mamita Clemencia toman café. Mis abuelos solían reposar el café molido, extraer la mejor de las esencias y mantenerlos almacenados en su botellita de vidrio bien tapada. Nunca se tomaba café en polvo, eso no era la costumbre.

A la que recuerdo servir el café es mamita Clemencia. Ella se complacía en servirte el café bien cargado, endulzado con una cucharadita de azúcar a lo mucho; mas cucharaditas de azúcar le quitaba (le quita) todo el sabor natural.

En mi amada selva de Puerto Maldonado, se toma café caliente, inclusive cuando la temperatura alcanza altos grados de calor. La costumbre es tomar café por la mañana, cerca del medio día y por las tardes.

Por costumbre, mi madre suele servir café a eso de las 8 de la mañana y 4 de la tarde; y siempre, suele faltar a esta regla cuando llega visita a la casa. Pero la cosa cambia acá. En la casa de mis padres se puede servir café pasado como café en polvo. Mi madre tiene una formula mágica para hacer la preparación de la taza de café sumamente mágico.

Mientras tomamos café, solemos compartir grades anécdotas que muchas veces se repiten pero que hacemos que en cada repetición suene distinto y eso solo se logra con una taza de café.

Otro lugar en donde me deleito con una taza de café, es en la casa de mi tía Eloísa. Mi tía mantiene la costumbre de mis abuelos de almacenar la esencia del café en botellita de vidrio. Tomar una taza de café es insuficiente ya que la conversación se hace tan extensa que hacemos los méritos suficientes para tomar más de una taza. Las charlas con mis tíos Eloísa y lucho, y mis primos Erick, César, Marita y su esposo Rousseau son fenomenales; en la última reunión nos acompañó Luis Jr., el hijo de mi primo Luis, el segundo hijo de mis tíos.

Sea el lugar que sea, concluyo que una taza de café es el ideal compañero para entablar grandes conversaciones; al menos los que la disfrutamos podemos reemplazarlos gratamente por otros momentos no tan mágicos.  

jueves, diciembre 18, 2014

Compartiendo destinos

Claves de éxito. Cuando llegué a Lima, hace ya 17 años (exactamente desde el 26 de agosto de 1997), conversábamos con mi hermano Igor acerca de los logros que había que llegar a obtener par triunfar en la vida. Hablabamos de la unión familiar, del trabajo, de los estudios y de lo que podríamos entregar a la sociedad como valor agregado. Todo esto se resume finalmente en voluntad. Hablamos de que sin la familia la soledad se hace más grande y los esfuerzos son en vano por no decir improductivos; sin el trabajo no había posibilidad de concientización; sin estudio no hay esperanza; sin pensamiento hacia la comunidad no hay sentido en todo lo que hagamos. Nuestra comunidad se circunscribió siempre en Madre de Dios.

En cada avance en nuestro caminar pareciera que él y yo competíamos hacia el mismo destino pero por diferentes caminos. Llegamos a la capital y trabajamos dignamente de vigilantes (él por 3 años y yo por 2 1/2 años); estudiamos las mismas carreras de Contador Público y llegamos a colegiarnos; fuímos presidente de la Asociación de Jóvenes de Madre de Dios en Lima (AJMD) él con mucho éxito pero yo llegué a cerrarlo pues las cosas no funcionaron y las prioridades empezaron hacer otras. Es acá en donde repartimos destinos porque él siguió empeñándose en apostar por el Club Departamental de Madre de Dios en Lima, del cuál llegó hacer su presidente en dos oportunidades, el mas jovén de todos y con que desarrolló muchas cosas positivas.

En la parte de los estudios, él estudió la Maestría en Administración y yo ahora estudio un MBA; él aún sigue un paso delante de mí pues también culminó con buenos méritos el doctorado en administración.

Nuestras vidas han estado marcado de mucho esfuerzo y siempe hemos apostado por el trabajo arduo y constante.

Ahora nuestras vidas están más unidas que antes pero son muy diferentes. Yo me dedico a la consultoría empresarial y él está empeñado en hacer sus mejores esfuerzos por entregar a su amada tierra y a sus ciudadanos, aquello que vino a buscar a la gran capital y porque considera que ya es hora de hacer frente a la vida para que lo nuestro suene a lo nuestro.

Mi hermano es diferente, sumamente diferente a mi pero así lo quiero y aprecio, lo cuido y él siempre sabe, al igual que mis hermanas, que siempre estaremos unidos por la misma luz que nos alumbraron siempre en nuestras vidas: nuestros padres...

domingo, septiembre 21, 2014

Motivador hasta el cansancio

Regresábamos de Independencia, era un día domingo y mi hermano Igor, conversába conmigo mientras al fondo sonaba la canción melodiosa Black de Pearl Jam

Era coincidencia o no pero sonaba como a pedir de boca. Yo acababa de tener mi penúltima experiencia en un examen de admisión para ingresar en la universidad, era la tercera vez que postulaba a San Marcos y la quinta en todas las postulaciones en las que participé hasta ese momento, acababa de cumplir 20 años y ya sentía que debía empezar un nuevo camino; ósea, abandonar el camino que había venido a emprender aquel 27 de agosto de 1997, día en que partí de Madre de Dios, enrumbandome a la gran capital.

Mi hermano sentía que mi decepción era grande pero que mis posibilidades eran aún más grandes, aunque aún yo no me daba cuenta. Siempre me decía: mientras estemos mamá, papá y nosotros (ósea mis hermanos) contigo, no importa lo que los demás piensen.

Igor: A qué viniste a Lima?
Yo: a estudiar
Igor: A donde?
Yo: en la Universidad!!!
Igor: y huev...porque quieres abandonar?
Yo: Siento que estoy pedrdiendo el tiempo!!!
Igor: El tiempo? el tiempo no lo pierdes huev...lo estas invirtiendo. Trabajas 14 horas, estudias 6 horas en la académia y sólo duermes 4. Hermano, date cuenta que estas haciendo mucho.

No me importó el lugar, empecé a llorar de la frustración. Mi hermano me alentaba a continuar y siempre repetía las mismas palabras sin importarle el lugar o quienes estuvieran presentes.

Igor: mientras estemos mamá, papá y nosotros (ósea mis hermanos) contigo, no importa lo que los demás piensen.

Siempre actuamos así, siempre poniendo por delante a nuestra madre, padre y hermanas.

Nunca dejó de apoyarme y ni dejó de creer en mi. Él ya estaba preparando mi camino para el siguiente examen de admisión y lo ví llegar con el Prospecto de la Universidad Federico Villarreal y decirme: te he matriculado para el examen del domingo y estoy seguro que ingresarás. Fue una muy grata sorpresa que nunca me lo esperé.

Llegó el domingo, fui a dar el examen y sólo atinó a preguntarme:

Igor: Cuántas preguntas fueron?
Yo: 100 preguntas
Igor: Cuantas contestaste seguro?
Yo: 90
Igor: respondistes otras?
Yo: sí, 4 más pero no estoy seguro de haberlas respondido bien.
Igor: ósea, respondistes 94 preguntas!!!
Yo: sí, 94
Igor: hermano, ya ingresaste. Vamos a cenar...

Nos fuímos a cenar un chifa ...nuestro famoso aeropuerto...en la esquina del mercado.

Al día siguiente me fuí a ver mis resultados, caminando rumbo al paradero sentí como un pajarito cagaba mi casaca negra y al fondo simplemente escuché: es de buena suerte Uri.

Llegué a ver mis resultados y ví mi nombre entre los ingresantes, me emocioné y fuí a buscar a mi hermano a su trabajo, a la agencia de un banco en donde trabajaba en San Isidro. Me paré en la puerta, me vió y sólo atinó a levantar el puño derecho mientras agachaba la cabeza creo que ocultando sus lágrimas de emoción y satisfacción. Igor se acercó a mí, me abrazó y me dijo: ya ves que todo se puede.

Siempre recuerdo esto: mientras estemos mamá, papá y nosotros (ósea mis hermanos) contigo, no importa lo que los demás piensen.

lunes, septiembre 15, 2014

La pequeña gran oficina de mi padre, Don Miguelito.

Creo que fue 1988. Mi padre se jubilaba de sus labores en la Municipalidad Provincial de Tambopata en donde terminaba de acumular más de 25 años de servicios. No sé si mi madre estuvo de acuerdo con la decisión pero el tema fue que se jubiló. Posiblemente, nosotros hallamos saltado de alegría bajo la conclusión de que íbamos a tener mas tiempo para abrazarlo y besarlo; o tal vez no hayamos actuado así y sólo nos conformábamos con que él fuera feliz.

Ahora, tal vez pueda comprender qué sintió mi padre al haberse jubilado. Asumo que pensó en todo y en todos. Iba a dejar la Municipalidad, un lugar hecho para pocos y a donde quieren llegar muchos.

No pensé que iba ser tan rápido, sólo que nos dijo a los dos, a Igor y a mí, que lo acompañáramos a una faena. Nosotros felices lo acompañamos.

El viaje duró menos de diez minutos, bajamos de la mototaxi, vimos una puerta y asumimos que era una entrada y tratábamos de adivinar que había detrás de ella. Sí, efectivamente era una entrada que sirvió antaño como puerta de escape del Motel. Vino Don José Kaway a entregar una llave y abrazándolo a mi padre le dijo que el lugar renacía después de muchísimo tiempo. Al abrirse la puerta, observamos escombros y todo tipo de¨"objetos sin valor" y lo empezamos a sacar uno a uno. Limpiamos el lugar por mas de cinco horas. Finalmente llegamos a limpiarlo. Lo medimos y exactamente era de 1 1/2 metros de largo por 83 cm. de ancho. Colocamos el triplay al fondo de ese lugar y es cuando deducimos que sería un lugar de trabajo, estaba destinado a una oficina: la oficina de mi papá, la oficina "Miguelito" - Redacción en general (realmente lo conocían como la oficina de "Don Miguelito").

En una oportunidad, puso un letrero en donde decía: "Egresado del Primer Colegio del Perú: Nuestra Señora de Guadalupe", ese era el emblema que lo acompañó por mucho.

La oficina se ubica hasta ahora, haciendo un bello contraste, al costado de la Municipalidad Provincial de Tambopata. Un edificio de 4 pisos (mas azotea) en donde por dentro se ha vuelto un lugar por mejorar. La oficina de mi padre es 10 veces mas decente.

La oficina es emblemática. Recuerdo que siempre es un lugar en donde los amigos de antaño de mi padre se paraban a conversar, entre ellos: José "chino" Kaway (no era chino sino japones), el abogado Leiva (nosotros le decíamos Doctor Leiva), Washington Yabar (Don washi), el ingeniero Duarte (mi papá le tomaba el pelo diciendo que era al único aprista bueno y honesto que conocía), el señor German Rios Pickman, Don Soto (el de catastro urbano en la Municipalidad), mi tío Guido Lobon (su compañero de añoransas bohemias)...bueno, no recuerdo a nadie más.

Parte de nuestras vidas se circunscribieron también alrededor de esta oficina. Al menos cuando salíamos del colegio nos servía para ver pasar a las hermosas colegialas de aquellos años, en especial las que vivían cerca a la Plaza de Armas. Muy guapas todas aunque nunca me hicieron caso.

Mi hermano Igor y yo, siempre solíamos ir a buscarlo a la salida del colegio; hacíamos la función de guardaespaldas de mi papá y policía de mi mamá. Nosotros salíamos del colegio cerca de la 1 PM y teníamos exactamente 1/2 hora para llegar a su oficina si queríamos aprovechar la moto e irnos a casa juntos. Todo estaba perfectamente cronometrado. Cuando llegábamos a su oficina el 95% coincidíams con el canillita que repartía los periódicos, que dicho sea de paso era mi vecino. A este vecino lo veíamos cargar no se cuantos periódicos peor creo que llegába a venerlos todos.

Ha pasado muchísimo tiempo y ahora, cuando voy a visitarlo, siempre lo suelo encontrar charlando con otros amigos. El tic tac de su máquina de escribir paraceríera que ya se cansó de golpear porque hace mucho no la oigo ni la siento. Cuando llamo a mi madre, siempre le pregunto: mi papá se fue a su oficina? y ella me dice: no quiere ir? y prosigue: yo quiero que vaya a distraerse, a despejarse un poco, a conversar.

En unos días estaré por allá y nada me complacería mas de ver a mi padre haciendo tic tac en su máuina e escribir porque lo asocio mucho a su salud espiritual. La oficina y la máquina de escribir han calado mucho ensu vida que sería sumamente contradictoria que ahora lo dejara.

Continúe usted: "Don Miguelito"

sábado, septiembre 06, 2014

El piso de cemento de la casa

No se cuando lo construyeron pero podría estimar que hace más de 20 años. Sí, estoy seguro que desde que lo construyeron no fue reemplazado una sola vez. El piso de cemento de la casa sintió nuestras pisadas desde que fuímos muy pequeños pero solamente mi hermana Linda nació en esta casa.

Cada vez que regreso a la casa, lo primero que me inspira nostalgia es el piso; todo se ha removido alrededor de este componente, tan importante para comodidad y la apariencia. Se han removido desde las paredes hasta el techo. Han cambiado la forma de las habitaciones, la sala, los baños, la cocina. No puedo decir comedor porque nunca tuvimos uno exclusivo, siempre se compartía o con la cocina o con la sala.

Hace poco empezamos a cambiarla de apariencia. Cuando empezamos a idear la foma y color, nos percatámos que el piso se componía de varios pedazos. Es en ese momento en donde tuve dudas, dudas de cual de los pedazos se construyó primero pero todos eran antíguos; eso se evidenciaba en lo desigual de cada pedazo, uno superpuesto al otro. Las marcas de listones que no se removieron durante la construcción también daban esta evidencia.

El piso de cemento de la casa, tantos afanes para construirlo y ahora tanta satisfacción por cambiarla de apariencia; se pulen las inperfecciones, se ponen la mismo nivel desgastándolas intencionalmente.

Regreso a la casa y veo la mayólica relucir en aparente felicidad pero para nosotros lo importante es la estabilidad del cemento debajo de ella. Al remodelarla, entiendo que algunas cosas perduraran por lo bien que se hizo anteriormente, por la solidez del piso de cemento.

El piso de cemento de la casa lo hizo mi padre.

La casa abandonada

Todos a Lima!!!

Fue el grito unísono que celebraron en un primer momento. Mi familia celebraba al enrumbarse hacia un nuevo destino y la gran Lima servía como punto del destino soñado.

Igor y yo, ya vivíamos desde hace más de diez años acá en la gran ciudad, una ciudad que genera e incuba miedos pero en donde se forjan los más atrevidos sueños. Lima la horrible como lo conocía Sebastian Salazar Bondy, pero no la horrible como tal, como suponemos entenderlo sino la horrible por sus constrastes de personas, de congeneres, en donde se fusionan limeños oriundos con aquellos que no lo son.

Ahora que cito a Salazar Bondy, este insigne escritor ampliaba su forma de describir a Lima la horrible como aquella ciudad..."en la que lo provincianos se han unido y, gracias a su presencia frecuentemente desgarradora, reproducen ahora en multicolor imagen urbana el duelo de la nación"...

Eso era Lima, eso es Lima y continuará siendo. Esta ciudad en donde millones de personas se dan de manotazos, en medio de bocinas, radios salvajes, congestiones humanas y otras demencias contemporáneas para revivir" acota el gran escritor citado anteriormente.

Es esta ciudad la que pensábamos conquistar. Era un sueño, realmente era un sueño.

Databa el año 2002, mis hermanos habían alquilado un departamento en Carabayllo, en la Urbanización Tungasuca, lugar en donde llegamos a vivir cerca de 10 años. Mi padre, mi madre, mi hermana Linda y mi sobrina Tatiana, se aventuraron a esta gran ciudad.

Mi hermano trabajaba en el Banco de Crédito; yo trabajaba eventualmente preparando una que otra liquidación de impuestos y ya cursaba el tercer año de la universidad. Mi hermana Linda, cursaba el cuarto año de secundaria y mi hermana Patricia andaba por Japón.

Mientras tanto, nuestra casa en Puerto Maldonado la dejamos abandona, a la interperie inclemencia del olvido: qué estábamos pensando!? y todo este rodeo es para hablar de mi casa, la casa de mis padres...yo creo que sí.

Mi familia se aventuró cerca de cinco años a la gran ciudad, desde el 2002 hasta el 2007. Nos fué de maravilla pero se perdió un valor social muy grande: la libertad para hacer, la libertad de confiar en cualquier persona, en aquella libertdad para dejar la puerta de su casa abierta, aquella libertad pura que se disfruta de pleno en las provincias en especial en Puerto Maldonado.

La casa, nuestra hermosa casa, aquella que me albergó durante mis primeros 17 años estaba sola, abandonada a su suerte.

Recuerdo un pasaje durante unas vacaciones que fui a pasar Puerto Maldonado. Alfredo, un vecino mío me dijo: Uri, tu papá no quiere vender tu terreno? mira que está abandonado y cualquiera podría ocuparla. Yo le dije, para nada, el terreno no está en venta y nunca lo estará...al menos para terceras personas.

En cada viaje que hago a mi amada tierra, lo que mas deseo es abrazar a mis padres, contemplar la casa (todo el terreno en sí), adorarla y amalar mucho sin pensar en la mas mínima posibilidad de que un extraño pueda ocuparla.

Actualmente la casa está en un privilegiado lugar, se ha construído una muy buena pista y se vislumbra como uno de los mejores lugares para hacer negocio, en donde cada media hora transitan mas de 100 personas, tanto en moto como a pié y en donde cada una de esas personas es una gran posibilidad de hacer negocio; sin embargo, lo más importante es la casa en sí, porque su valor es lo que significa para cada uno de nosotros.

Amen para que nuestra idea de nunca abandonarla se mantenga para siempre....

sábado, agosto 09, 2014

Olemos a hérores. Un discurso pequeño de un gran hombre

Ellos son nuestros héroes!!! mi padre señalaba a los obreros que se encontraban en aquella oportunidad en el salón de recepciones y entre los que estaban los que recogían la basura de la ciudad, los que trabajaban en la sección mecánica, los barrenderos.

Era primero de mayo y se celebraba en todo el mundo el día del trabajador en homenaje a los llamados Mártires de Chicago, un grupo de sindicalistas anarquistas de Estados Unidos, que fueron ejecutados en 1886. El presidente de entonces de Estados Unidos promulgó una Ley estableciendo ocho horas de trabajo diario y el que los empleadores se negaron a acatarla. Ante esto, los trabajadores de la ciudad industrial de Chicago iniciaron una huelga el 1º de mayo, que comenzó con una manifestación de más de 80.000 trabajadores.

Mi padre proseguía con su discurso. No nos vayamos hasta Chicago para ver a nuestros héroes, nuestros héroes están acá, en esta sala (otra vez los señalaba): Ellos que trabajan sin el más mínimo artículo de seguridad personal, exponiendo su integridad física y decencia humana mientras realizan su labor noble!!!

Mi padre daba este discurso en representación de los trabajadores y a pedido de la señora Rina Ruiz, la madre de mi gran amigo Patrick Parada (el famoso loco), quien trabajaba en aquella oportunidad en la Municipalidad. Según me comentan, en aquella oportunidad el Alcalde de la Municipalidad se había ausentado del acto protocolar y en su representación disertó su Teniente Alcalde, quien había aludido a los Mártires de Chicago y su acto "heroico", sin prestar las mínimas atenciones a los receptores de su mensaje presentes en aquella oportunidad.

Y el Alcalde, en donde está?, preguntaba mi padre. Él debería estar acá, junto a sus trabajadores y olvidarse de otros compromisos porque su obligación es con sus colaboradores. La ovación fue ensordecedora. Todos se pararon, todos urraron. Todos diciendo: Don Miguel, Don Miguel, Don Miguel.

Después del discurso, los trabajadores engalanados y pavoneándose acudieron al lugar en donde se ubicaba mi padre, abriéndose paso hasta llegar a ese lugar. Lo abrazaron, loa maron por unos segudos y dijeron: así se habla Don Meguel....

Un acto maravilloso que nunca se borrará de mis pensamientos.

Cuando mi papá fue coronel

Bajo lo que me dijo mi señor padre.

Era un día muy ajetreado en la Municipalidad de Tambopata, las colas para atención del usuario eran interminables. Mi papá atendía en una de las ventanillas y debía darse abasto para todas las gestiones. 

En su actividad diaria, él no privilegiaba a nadie debido a que todos pesaban por igual (en deberes y derechos) y hacía su mejor esfuerzo para satisfacer a todos por igual, brindándoles un buen servicio.

Los que conocen a mi padre, no dudan en señalar su carácter fuerte, su verborrea fecunda, su buen humor y algunos pequeños vicios propios de la idiosincracia. Mi padre siempre fue muy estimado por todos los que se cruzaron en su camino, sea para asistirlos o para que lo asistan. Mi padre es un bien acostumbrado lector tanto de novelas, poemas, historia, economía sin economía numérica y ensayos filosóficos; además, lee mucha psicología y corrección del lenguaje y por más estar decir, de su diario que es como el postre que precede a un buen almuerzo. 

Él y yo compartimos muchas de estos gustos, siempre discutimos sobre estos asuntos y sobre los libros que en cada viaje que hago a Puerto Maldonado suelo dejarle; nuestras discusiones se pueden prolongar por varias horas mientras disfrutamos de un buen café preparado por su incondicional mujer, mi madre.

En la Municipalidad lo conocían como Fidel (esto no sé si es en lugar de Miguel - algo parecido- o por el hecho del espíritu comunista que lleva como sello personal - eso explica la buena persona que es - y que lo lleva a admirar la figura de líder que le inspiran tanto Fidel Castro y su eterno compañero Ernesto "El Che" Guevara). Otros, en especial sus compañeras de trabajo, me comentaban que mi padre les galanteaba disertando un poema o cantándoles un bolero o simplemente enviándoles un piropo que cambiaba sus estados de ánimo. En fin, algunos detalles los mantiene hasta el día de hoy.

La anécdota que compartiré se resume a ese día en particular y a los 4 metros que ocupaba la fila que se formó aquel día en la ventanilla en donde él atendía. Mi padre alzó la mirada y divisó que al final de la fila, una persona se movía con impaciencia, pareciera que nunca había hecho una fila o creía contar con los más grandes privilegios. El individuo (a quien conoceremos como "Tipo"), con aspecto de irritado, se acercó hasta donde se encontraba ubicado mi padre.

Tipo: Dígame porque hay tanta demora en atender!!!
Mi Padre: Se está atendiendo persona por persona, de acuerdo al orden de su llegada
Tipo: Pero estamos apurados!!!
Mi padre: Lo siento, debe esperar su turno.
Tipo: Que desgracia es esto y que ineficiente son ustedes!!!

Mi padre también se caracteriza por ser una persona justa, sincera y sin pelos en la lengua cuando debía (debe) decir una verdad. Ah, también es sarcástico e irónico para poner a muchos en su lugar.

Mi padre: Disculpe, que dijo?
Tipo: Que la atención es una desgracia.
Mi padre: por favor, regrese a su lugar (señalando con el dedo índice el lugar al final de la fila)!!!
Tipo: que dijo?

Ante esto se formó un barullo que sólo los dos entendían. El tipo alzaba la voz en cada vociferada que expiraba y era de esperarse debido a que era el Comandante del Ejercito Peruano que estaba designado en la Región Madre de Dios.

Mi padre: que regrese a su lugar!!!
Tipo: Usted no sabe quien soy. Soy el Comandante del Ejercito (empavonado e intimidador).

En fracción de segundos y ante lo que acababa de escuchar, mi padre hizo un ademán con la mano derecha, se llevó la palma de la mano hacia arriba hasta palmotear en tres oportunidades el hombro derecho, en donde van normalmente los galones del grado militar, y señalando:

Mi padre:  Coronel viejo, Coronel!!!

El tipo se quedó frío por esta reacción tan sagaz y muy inteligente de mi padre. Bien se dice que te das cuenta de tu brutalidad cuando un pequeño acto inteligente (por mas mínimo que sea) te deja sin palabras.

Mi padre: Así que hágame el favor de regresar a su sitio.
Tipo: Me largo!!!

Esta es la primera parte de la anécdota que continuó ese día hasta llegar a oídos del Alcalde que gobernaba en ese tiempo.

Continuará.....

lunes, agosto 04, 2014

Yo jodo, él me defiende

Era abril de 1992, yo era cachimbo y nos alistábamos para celebrar un aniversario más del Glorioso Colegio CNB.

Yo jugaba a los penales en uno de los arcos de la cancha de losa que había en el patio central. Recuerdo que fue en el arco colindante al laboratorio de Química en donde su guardián era el profesor Alemán.

No recuerdo con quien jugaba, sólo recuerdo que un alumno del tercer año nos pidió de mala forma que lo dejáramos jugar a lo que nosotros le respondimos con un: "No jodas". Alcanzó a cogerme de los cabellos y me dio un buen coscorrón.

En aquella oportunidad y como ya era de costumbre en ese mes, se jugaba el campeonato de futbol, vóley y básquet inter salones. El salón de mi hermano jugaba a futbol en ese momento y por cosas del destino, en el entretiempo de ese partido, coincidí con él  en la pileta del baño. Yo no lloraba porque era muy valiente pero sí le comenté lo que me había sucedido; no pensé que su reacción iba ser inmediata y me dijo: vamos, dime quien fue y yo sólo atiné a señalarlo con mi dedo. Igor bajo corriendo, se le acercó y me dijo: es él? yo afirmé con la cabeza, me tapé la cara y escuché el sonido de un lapo que mi hermano le lanzó diciéndole a la vez: porqué eres abusivo con un cachimbo huevón. Aquel acto derivó en un problema para mi hermano debido a que se había metido con un miembro de una de las pandillas más jodidas de aquellos años de colegial.

Al final de ese día, unos tipos buscaron a mi hermano para decirle lo que estaba rumoreándose en las internas del colegio y que lo buscarían para hacerle la bronca. Él no tuvo temor y debió enfrentar el momento. Además, algo que siempre lo caracterizó (y caracteriza) a Igor, es que era amigo de todos en el colegio y no tenía enemigos naturales. La enemistad sólo fue por ese momento en el que yo me vi enfrascado. Tuvo que enfrentarlo. La disputa duró 5 minutos. Posterior a esto se abrazaron y se disculparon. Lo que duró 5 minutos representó el nacimiento de una amistad hasta el día de hoy. 

domingo, agosto 03, 2014

El mil oficios que conocí

Recoge esa leña de allá. Yo contaba entre 8 y 10 años. Mi hermano entre 13 y 15 años. Igor es mi hermano mayor y siempre veló por nosotros. Leñador, carpintero, albañil, cerrajero entre otros que haceres y que a ninguno se corría. Era muy diestro preparando un masetero; construyendo el corral para los patos, gallinas y pollos; construyendo los nidos para las gallinas que empezaban a ovar; reparando el tejado de la casa que en aquellos años fue de hoja de crisnejas; construía los catres de la casa o simplemente, traía leña de la chacra del abuelo.

En aquellos años (entre el 87 y 90), mi padre ya se había jubilado de la empleocracia y empezaba su aventura independiente (de eso ya mas de 25 años). La situación política y económica fue terrible por aquellos años y debíamos recursearnos y ahorrar. Una vez a la semana íbamos a la chacra del abuelo a traer leña para el fogón de barro y para que mi mamá pueda cocinar. Igor, cómo el mayor de todos, siempre buscaba darle mucha tranquilidad a mi madre. Igor era experto buscando los mejores palos secos, de aquellos que arden sin cesar así estén mojados. Recogíamos en gran cantidad y lo transportábamos en triciclos prestados a los vecinos. Él siempre me decía que me quedara en el triciclo y tan solo le ayudara a acomodar los ramos. Siempre solía ir hasta al barranco a recoger flores que solía sembrar en la casa de mis padres, encontraba orquídeas y cucardas, a veces ya los llevaba en maseteros preparados de las ollas de porcelana que encontrábamos. Mi madre era su hincha.

En una oportunidad a mi madre y mi abuela Margarita se les ocurrió preparar anticuchos para vender. Nos pidieron ir a buscar caña brava para preparar los palitos que utilizarían para preparar estos anticuchos. Aquella vez nos acompañó mi padre. Ver toda la destreza en el manejo del machete era asombroso y seguramente le traía buenos recuerdos de sus años mozo. Él encabezada el trío. Partimos de la casa a las 6 A.M., caminamos cerca de 5 kilómetros comentando los temas que se nos ocurría. A pesar de haber usado muchas veces el machete, mi padre siempre solía instruir a Igor sobre el buen uso de esta herramienta. Igor, el machete se agarra así, le decía mi padre y a pesar de eso Igor seguía usando su criterio en su manejo. La experiencia fue buena y creo que Igor nunca la olvidará. Como recuerdo de aquella vez, le queda un corte de 7 centímetros en la parte interior del muslo izquierdo que se hizo al momento de cortar una caña brava de arriba hacia abajo sin percatarse que su pierna aguantaba todo el peso de esta caña brava. Aunque dolorosa, la experiencia fue productiva ya que Igor nunca más cometió el mismo error. Que buenos años aquellos.


martes, julio 29, 2014

Persiguiendo el chancho de la vecina

Amarra bien tu honda ulizacho me pedía encarecidamente mi primo kinchi. 

Mi primo kinchi y nuestra cofradía de amigos teníamos entre los 8 años y 10 años, solíamos ir a buscar pajarillos y a hondear lagartijas; sin embargo, algunas veces se nos cruzaba uno que otra víctima. 

En una oportunidad, se nos cruzó un inmenso chancho de aproximadamente 1 metro de alto y casi 2 metros de largo. Para nosotros era inmenso pues, además de su tamaño, su color negro nos aterraba, pero nos nosotros éramos atrevidos y envalentonados. 

El cancho, llevaba un alambre en la nariz y sus colmillos sobresalían; yo, de seguro, me imaginé en medio de la selva frente a un sajino. En fin, en esta oportunidad era un chancho negro, el chancho de la vecina.

Días antes, mi primo kinchi (o kinchi papujo como yo le decía), quien era uno de los más corpulentos de nuestra cofradía y el de mayor ingenio, había fabricado, utilizando el plomo extraído de las baterías de carro, unas "estrellas ninjas" de moda aquellos años (1988 - 1990) por la película: El Ninja Americano. Algunos utilizábamos hondas para las piedras y ligas para el cartón doblado (o la cáscara de naranja)

Con estas armas, el chancho de la vecina no nos amedrentó y corrimos detrás de él. Le correteamos calapata, sin zapatos ni sandalias. Mi primo empezó a simular ser un ninja y le lanzaba las estrellas de plomo; yo y los otros utilizamos la honda para lanzar piedras, otros, la liga y cartón. 

Perseguimos al chancho cerca de 15 minutos hasta que llegamos a los arboles de anona y carambola que mi tío Juan Gonzales tenía en su canchón. A pesar del ruido nadie nos dijo nada y llegamos a cercar al chancho negro de la vecina. 

Decidimos en fracciones de segundos y cuando di dos pasos hacia adelante, sentí como se incrustaba en mi pié la tapa filuda de una lata de atún que no se llegaba a ver debido a que sólo sobresalía la mitad de la lata. Fue un corte de aproximadamente 10 centímetros de largo por 2 de profundidad. Sólo atiné a llorar por el dolor que sentía y por la sangre que emanaba de la herida. El chancho de la vecina se fue triunfante y orondo por un ruta que siempre transitaba. A mí me esperaba una rica cuera en casa.

lunes, julio 28, 2014

Días de segundaria - parte 1

Ese arco pesaba apróxidamente 300 Kilogramos, unos jabalaban y otros empujaban. Lo que nunca supimos cual fue el motivo por el que llevaron ese arco a la cancha de futbol. No nos importó y empezábamos a tirarlo de un lado a otro. Fue una forma armónica de conocernos y sucedió en los primeros días de secundaria. Muchos ya se conocían de otro lado, algunos estudiaron en el mismo colegio primario como la prebo, la escuelita, Santa Cruz y nadie se le ocurría que alguno pudiese provenir del Glorioso Colegio Dos de Mayo y esto representaría un atrevimiento, una ofensa a las costumbres establecidas pero es estilo ortodoxo nunca fue mi estilo de vida más aún cando la sangre billinghuerense recorrá por nuestras venas. Aquel año sólo fuimos dos los dosdemayinos en el mismo salón de clases y otros tres esparcidos por otras aulas.

Los primeros días fueron días de travesura. Nunca imaginé que un arco podría caerme encima más persar que mi pierna sería la premiada. Fueron fragmentos de segundos en los que pude imaginar a mi pierna doblada en posición de noventa grados para arriba, fragmentos en los momentos que me dió para recostar esta pierna pero finalmente el arco me cayó.

La foto de ese momento vive en mis recuerdos. Yo jalando la pierna para que se soltara de todo el pesos descomunal de es maldito arco. Yo contaba con sólo once años de edad.

Algunos absortos, algunos riendo, muchos fugaron. Al ver caer mis lágrimas por el dolor causado sólo atinaron a levantar el arco que aprisionaba y oprimía mi pierna. Recuerdo a German García (el famoso taz) con su linda cara, frunciendo el seño para levantar sólo el arco, luego acudió Alan Merino, Marco Cutipa y todos empezaron a trabajar al unísono. Logré soltarme. Todos gritaban y de inmediato llamaron a mi hermano Igor, quien siempre me protegía, cuidaba y alentaba. Me cargaban los mas fuertes pero yo pedía que me dejaran bajar. Se detuvieron, bajé, pisé con el pié derecho y sólo sentí que el alma se me desprendía de mi ser: me había quebrado la pierna.

Creo que esa marca es la que dibujó mi camino en ese primer año y llevó a firmar una relación que se mantiene hasta ahora próximos a conmemorar los 20 años de egreso de nuestras aulas secundarias del Glorioso Guillermo Billinghurts de donde egresamos 104 alumnos con unas inmensa de reencontrarnos después de tantísimo tiempo y vamos por ese camino.




viernes, julio 25, 2014

Mis anécdotas limenses

Mi experiencia en los primeros años en Lima, fueron realmente bellos pero muy exigentes.

El día que vine a Lima fue un 26 de agosto de 1997, en la famosa empresa Aerocontinente. Recuerdo que ese día la última llamada fue la que hice a mi primo César Rios, que en esos años trabajaba en una empresa de calzados.

Al momento de llegar a Lima, me esperaban el que fue mi amigo, Fernando Olaechea, y el famoso Segundo Chavez Giersch, el famoso cachibin que ese día se distrajo con su periódico y casi me pierde.

Mi trabajo más exigente fue cuando empecé a trabajar de vigilante. La jornada de vigilancia empezaba desde las 7 PM hasta las 7 AM. Esos años fueron bellos. Después de trabajar marchaba hacia la academia ya que a partir de las 8 AM iniciaba mis clases en una pre de la Av. Wilson y se extendía hasta la 1 PM. La rutina duró cerca de 3 años y no me daba tiempo para distracciones. Durante este trajín tuve el apoyo incondicional de Igor, mi hermano, de mis hermanas, algunos familiares y de mis padres, a quienes recordaba en todo momento y por quienes rezaba todos los días, y le pedía a Dios que me diera muchas fuerzas para no desviar mis esfuerzos.

Para el retorno a casa, tomaba la famosa línea el "Rápido", el de color rojo. El viaje duraba aproximadamente uns hora, en la que aprovechaba para dormir durante el trayecto del viaje. Al llegar a casa, la cita era con la cocina, preparaba caldo de menudencias como entrada, graneaba arroz y, para el segundo, lo que encontrase en la cocina que en el 90% de veces se resumía a menestras: éramos netamente menestreros.

Vivimos cerca de cuatro años en la casa del tío natico junto con mi hermano Igor, mi primo Marcel, más conocido como pelo duro, y el famoso cachibin (que por su culpa casi me extravío alguna vez en Lima pues debía enseñarme a tomar los buses pero se dedicaba a hacer lustrar sus botas de baquero). Todos ellos saben gran parte de nuestra historia.

Durante mi experiencia como vigilante, que fue muy grata, conocí a muchas personas con los que compartí buenos momentos y en este periplo coincidí con muchos compañeros de jornada laboral que me apoyaron para no dejar de estudiar. A los que mas recuerdo es al viejo Juan Capelleti y José Stuwart quienes siempre me decían: muchacho, ve adentro a estudiar, yo hago guardia....así lo hacía.

Con el señor Stuwart compartimos mas anécdotas. Nosotros cuidábamos las casonas de IDAT y, a veces, de la UTP. A partir de las 10 PM, ya cuando los alumnos se habían ido, solíamos conversar largo y tendido sobre lo que yo había estudiado durante el día y él me pedía que le comentara, que le haga un resumen rápido. Él siempre me decía: y ahora, qué libro estás leendo y yo le corregía diciéndole que lo correcto es decir leyendo y no leendo...él se reía. Solía decirme que yo era un iluso con los pies bien puestos en la tierra.

Al señor Stuwart lo volví a encontrar en el 2012, después de 13 años en aquel lugar en donde algún día habíamos compartido largas jornadas de vigilancia. Ese día yo llegaba vestido con un terno gris. Nos abrazamos a penas nos vímos pues recordamos mentalmente cierto pasajes de nuestras día a día en los tiempos de vigilantes. Conversamos por cinco minutos pues el tiempo apremiaba y le dije:

Yo: señor Stuwart, debo retirarme, ya tengo que entrar a clases.
Señor Stuwart: y que estas estudiando muchacho?
Yo: señor Stuwart, yo enseño en la Universidad.

Este momento quedó marcado en mi vida ya él siempre me decía: muchacho, tú debes estudiar duro pues los borceguí y el capotín no son para tí. En este momento él me abrazó, lloró (mis ojos se pusieron también lagrimosos) y me felicitó. Siempre supe que tengo una deuda muy importante con él.

Una de las experiencias de la vida en Lima....

Mate para el frio

Trae hierba luisa del canchón!!! solía exigir mi mamá para acompañar nuestro desayuno previo a enrumbar hacia el colegio. Esta hierba crece en cantidades generosas en la selva peruana y pareciera sin provocación humana. En fin.

La hierba orgánica, para decirlo bien, nos acompañó durante nuestra formación escolar, al menos así la recuerdo yo. Durante el desayuno era un verdadero deleite. En el meses de junio y agosto, meses en los que normalmente llega el frío a la selva peruana, solíamos tomarlo para acompañar a nuestro tacacho de inguiri (plátano verde cocinado), con su huevito frito montado o nuestra faurofa, también con su huevito frito montado: para mí no hay otras suculentas combinaciones.

Esta planta también es medicinal pues es anti olores pútridos que produce el estómago. Pero alrededor de este hierba se han creado historias dándole la gravedad de estigmas. Uno de ellos, y la mas lacerante, es que se dice que te cambia tus deseos sexuales y te vuelve gay, cuando bien sabemos que esta condición humana es natural y no formativa, y menos hereditaria. Lo irónico es que sólo lo creen los varones. Esta es una de las causas por las que muchas personas no aprovechan el mate de esta hierba para tratar de relajarse y hacerse un bien, después de unos buenos frijoles.

Ahora sí, a prepararme para recibir mi hierba directamente de la selva, en específico, directamente del patio de la casa de mis padres, ya que este fin de semana prepararé tacacho de inguiri y por todos los medios evitaré tomar el mate de filtrante que se vende en los supermercados, esto debido a que ms parece mate de alquitrán que de la bendita hierba....

jueves, julio 17, 2014

La sandía del vecino

Oye primo, le decimos que Don Santos y Doña Juana son nuestros tíos.

Acabábamos de llegar a casa cerca al medio día después de incursionar en chacra del vecino. Las ricas sandías que crecían en la pequeña chacra de los vecinos, nos hizo pecar y cometimos una pequeña travesura de coger un par de estas.

La incursión de la que hablo consistía en ir a "hondear" lagartijas y a los pajarillos. La incursión empezaba a las 10 A.M. y todo por deporte.

Recuerdo que competíamos por cazar la mayor cantidad de lagartijas y pajarillos, que normalmente no bajaban de 5 y 2, respectivamente, por faena. Para que la faena sea perfecta, buscábamos las piedras mas redondas posibles para que se direccionen bien al momento de disparar.

En una de esas incursiones nos topamos con varias lagartijitas haciendo hueco en la tierra y cerca de ellas una chacrita llena de sandías. Cogimos un par de ellas y fugamos a la casa, con las lagartijas, las sandías y los pajarillos.

Después de algunas horas, escuchamos un toc,toc,toc en la puerta. Los colores se nos subieron al rostro y escuchamos la voz de Don Santos....carajo, se nos vino la noche!!! exclamamos. Mi primo dijo: lo peor es que ya nos comimos las sandías...Felizmente que Don Santos sólo se quejó por la cantidad de lagartijas que cazábamos.

Aquella experiencia nos sirvió para nunca mas "cosechar" frutos en chacra ajena....por siempre..




viernes, julio 04, 2014

Las historias de mi abuelo

En los tiempos actuales, mi abuelo representaría un tipo de hombre totalmente en extinción. Honesto, sincero, leal, prudente y gran padre.

Cuando mi abuelo nos contaba alguna anécdota que le había sucedido durante el trajín de su vida, era realmente mágico. Algunas veces le pedíamos que nos vuelva a contar una anécdota que ya nos había contado mucho tiempo atrás y el tenor de su narración era tan igual del que ya habíamos escuchado. Además, era como si le hubiese sucedido el día anterior.

Las anécdotas que nos narraba iban desde lo increíble a lo realmente misterioso.

Una de las anécdota fue el de la madre de la shiringa. De acuerdo a su narración, esto le sucedió en 1919, cuando mi abuelo tenía entre 11 y 12 años. Él junto a su hermano Celso, extraían la goma del árbol del caucho en Malecón, Bolivia. Siempre lo hacían en horas de la noche. De pronto oyeron la hermosa melodía de una mandolina tocada por un ser raro. De pronto, mi abuelo y mi tío le preguntaron: quien eres y que deseas? a lo que el ser raro le respondió: sólo deseo ser su amigo!!!. Después de esto, el tío Celso desatinadamente cogió su escopeta y le increpó: que amigo ni amigo carajo y bum, bum. Finalmente, el ser raro y extraño, alcanzó a decir: "lo que me hiciste nunca lo olvidaré y tus estradas (conjunto de arboles de shiringa) nunca mas producirán". Me comenta mi abuelo que ellos regresaban a diario a cortar los árboles de la shiringa y conforme pasaba el tiempo, aquellos árboles frondosos y productivos, iban secándose y volviéndose "pobre", los que finalmente fueron abandonados debido a que se secaron.

La anécdota es mucha mas larga y traté de resumir todo lo que mi gran abuelo me narró y este es uno de los primeros.

Querido papá natico.

viernes, mayo 09, 2014

Mi abuelo, un gran hombre.

Mi abuelo era lindo.

Recordar a mi abuelo, es rememorar gratos momentos en familia. Papá natico (seudónimo de José Natividad) nació en 1907 y desde pequeño, según sus propias palabras, tuvo ciertas destrezas que lo hicieron diferente.

Mi mas profundos recuerdos de mi abuelo se remontan a una caminata que hice con él aproximadamente cuando yo tenía 11 años, cuando fui a visitarle a su casa y atinó a enviarme comprar una botella de alcohol yodado, que nunca logré encontrarlo. El asunto es que papá natico, muy diligente me dijo: ven, te ensañaré donde es para que ya no te pierdas en otra; es decir, siempre me enviaría a comprar. Mi abuelo caminaba velozmente, no le podíamos seguir el paso y siempre nos llevaba la delantera. Mi abuelo era chiquito pero veloz y como dije, no le podía seguir los pasos. Recordar a mi abuelo, es recordar su genial gorrita de Jorge Chávez, que atino a decir sólo lo usan los hombres elegantes, los gallardos y valientes.

La mamita clemencia me contó alguna vez que papá natico no era de bailar mucho, a diferencia de ella. Ella es una mujer a quien el baile siempre le gustó. Mamita me contó en aquella oportunidad que cuando ella salía a bailar en las festividades del pueblo (sano en aquellos años y de ambiente puro), papá natico siempre solía esperarla montando en su caballo y fumando su tabaco, la recogía al final de la fiesta y se la llevaba a la casa, a la casa que tenían en la chacra, en Rompeolas. Tener caballo en esos tiempos equivalía a tener un Porche, un Audi, un Mercedes Benz (o como se escriba).

Mi abuelo tenía una memoria única, lúcido en todo momento, expectante en cada instante para aprender cosas nuevas y sobre todo, nunca se cansaba. Una vez conversaba con él hace aproximadamente 10 años, cuando él tenía 95 o 96 años y me dijo una frase grandiosa: "ahora sí me siento cansado". Maravillosa frase que hasta ahora la rememoro cada vez que necesito darme ánimos cuando me siento desfallecer, a mi edad, cuando actualmente tengo 34 años y digo: "que cansado me siento".

Dije que mi abuelo fue un genio y siempre veía la utilidad en las cosas, por mas que sean viejas y usadas. Posiblemente un objeto a vista de un hombre común no servía, pero nuestro papá nativo le daba valor, lo reparaba y lo ponía en utilidad.

Abuelo lindo, el tiempo que estuviste con nosotros y los momentos que compartimos fueron realmente maravillosos. Con nuestra abuela formaron el mejor equipo de padres que la vida pudo dar. La abuela te extraña ya que fueron el uno para el otro en todo momento desde junio de 1934, cuando se casaron. Somos felices de tenerla y nos conmovemos de tan solo pensar en su soledad. Gracias por haber sido un maravilloso hombre a quien todos amamos y amaremos por siempre, al igual que a la mamita.

Recuerdo que cuando celebraste tus cien años, en el 2007, mi padre tomó la palabra y dijo: "estoy feliz porque mi padre cumple hoy los 100 difíciles años, que tan difícil es llegar a los 100 años. Mis padres son el sostén y la unión para que en el la familia exista armonía; hoy papá, te agradezco y te felicito, y te deseo que nos acompañes muchísimos años mas". Después de esto, mi abuelo tomó la palabra y dijo algo hermoso: "...agradezco a ustedes al venir a felicitarme y a saludarme, por eso estoy orgulloso de ustedes por ser unos buenos hijos, unos buenos hermanos....y deseo que hoy pasemos un día feliz. Yo todos los días decía "esta noche no más", pero ahora me siento contento y ojalá viva un par de años más. Les agradezco bastante que estemos en buenas relaciones con todos".

Los de la tercera generación tenemos mucho trabajo por hacer para que tu sueño de la familia unida aún se conserve.

Por siempre te amaremos.

miércoles, mayo 07, 2014

La guerra por la cuchara de mango con estrellas

Que anécdota. Mis hermanos y yo compartíamos siempre la mesa a la hora de desayunar, almorzar y cenar. La mesa, nuestra primera mesa fue de color marrón, fue un regalo de uno de mis mas queridos y respetados tíos que ahora está en la eternidad, mi tío Lucho Reyes. En fin. La mesa fue de color marrón, eso sí con sillas dispares. Esta anécdota se remite a tiempos de mi niñez y pubertad. En la mesa, de lado a lado, en las cabeceras, se sentaban mis progenitores; al lado de mi padre siempre se sentaba mi hermano mayor y así sucesivamente, hasta quedar todos reunidos. Nunca rezábamos antes del almuerzo ni en otra comida. La cosa es que con media hora de anticipación todos empezábamos a colaborar con alistar la mesa, es decir, limpiarla, acomodarla, alistar los platos y, sobre todo, a buscar nuestro cubierto favorito. Es acá en donde empieza la anécdota.

De casualidad apareció un día una cuchara que tenía en el mango unas figuras de estrellas y no sé porqué motivo fue la que ocasionó nuestras disputas.

Al buscar la cuchara armábamos un bolondrón ridículo pero nadie daba su brazo a torcer. La cuchara es mía, la cuchara es mía. De inmediato, empezaba el llanto de los mas chicos, es decir lloraba yo, lloraba patricia, lloraba Linda, la wincha. Finalmente, la juez de la familia, mi madre, atinaba a guardar la cuchara y como decía: para nadie!!!. En otras oportunidades, se anteponía a todo derecho el orden jerárquico de los hijos y el mayor es quien mandaba, así lo entendíamos los menores, y nadie decía nada  cuando el hermano mayor llegaba a la mesa y cogía la cuchara para comer.

Finalmente la cuchara desapareció, no se porqué motivos, pero de un día para otro ya no volvíamos a saber de ella. Yo ya tenía 13 años y posiblemente me pareció ridículo armar un coliseo romano dentro de mi casa por "la cuchara de mango con estrellas".

Cuando ya tuve 14 años, y al coger un cubierto, me di cuenta que en lugar de "la cuchara de mango con estrellas" apareció "un tenedor con mangos con estrellas" y aún mis hermanas eran pequeñas, y con nosotros vivían unos primos a quien los llevaba mas de 7 años de diferencia: no quiero pensar el tipo de pelea por ese cubierto.

El regreso de mi padre

Mi papá, mi papá, mi papá!!!


Nos alistábamos para recibirlo todos los días y era encantador verlo bajar de la mototaxi, con el periódico debajo del brazo. Cerca de la 1:30 PM en punto, el logaritmo de ese espacio lo respetábamos por completo; nos reuníamos en la mesa y cuando no era así, nos sentábamos en la vereda de la casa. Éramos los 3, mi hermana sisi, mi hermana Patty y yo. Posteriormente fuimos yo, mi hermana Patty y mi hermana Linda.



La faena laboral de mi padre se extendía desde las 7 AM hasta la 1:30 PM. Un reloj marcado para mi madre, quien debía atenderlo (sociedad del patriarcado); además de atenderlo, debía atender a mí y a mis hermanos para ir a la escuela. Mi papá entraba a trabajar a las 7 A.M. y cuando se jubiló, no cambió su horario y hasta ahora lo mantiene. Cerraba la oficina a la 1 P.M. pero debía esperar un poco más para llevar el periódico a casa y deleitarse con la lectura, su gran vicio; él llegaba a casa todos los días a la 1:30 P.M., a la hora del almuerzo. Cuando pasaba esa hora y diez minutos posteriores, era sinónimo de que se encontraba con otros grandes amigos y empeñaban (empeñan) el tiempo a sus conversaciones amenas, acompañado de una rubia debilidad.



Cuando llegaba a la casa, nos encontraba ansiosos de su llegada. Al ver a la moto asomarse, corríamos hacia él, gritábamos como para que nos escuchen todos de que lo amábamos: mi papá, mi papá, mi papá!!! lo abrazábamos (o como dice él, lo llenábamos de vida - lo llenamos de vida) y le enviábamos un mensaje exquisito hasta ahora vigente: "papi que me has traído?". Una frase muy inocente que ahora lo padezco. Sin embargo, este acto no es convenido, no es un acto reflejo.

Mi padre nos abrazaba asintiendo con la cabeza y viendo el gran amor que por nosotros recibía (recibe).


Mi madre contemplaba desde la puerta es gran acto de amor, quien luego de transitar esos 18 metros hasta la casa lo recibía con un gran: cholo, cómo te ha ido?



Cualquier tiempo pasado fue mejor....

sábado, mayo 03, 2014

De entrada a la realidad

Un equipo de futbol llamado los "Técnicos Empeñosos", es un equipo nuevo que se va formando dentro de una organización estructurada hace muchos años. El equipo de futbol contrata a un coach muy reconocido y experimentado, con formulas raras para solucionar los problemas y muy desordenado. El presidente de la organización le pide contratar a delanteros, volantes y defensas con experiencia y en los que pueda confiar el desarrollo y destino del equipo. En el camino hay juniors que se van formando entre los que destacan dos a pesar de su corta edad y experiencias en partidos bravos. Gambeta tras gambeta obnubilan al coach y el coach hace ver que estos juniors pueden solucionar todos sus problemas, o los problemas del equipo incluido a los experimentados. Cada uno tiene su chapa. A uno de los experimentados lo llama el hombre de fuego, por que todo lo que toca lo incendia, a otro le loco vespertino, a otro hombre de confianza. En uno de los partidos bravos, en el tiempo suplementario, las cosas no le salen bien al coach y el equipo va empatando, y los jugadores mas experimentados tienen síntomas de cansancio y aburrimiento. El equipo adversario va sacando sus recursos técnicos en el tiempo suplementario, haciendo ver que durante el tiempo oficial no hicieron nada por descuido y mala estrategia de sus coach. El equipo adversario quiere ganar y hacer ver a sus hinchas que no se equivocaron en pagar por verlos. El equipo "Técnicos Empeñosos" hace su mejor esfuerzo por sacar esto adelante, cuando el coach pretende cambiar al hombre de juego, haciendo ver que su técnica no es buena y que ha malogrado casi todo el partido y lo peor es que el equipo contrario y el público, vio que el coach no respalda al hombre de fuego y confía mas en uno de los junior. A estas alturas, el público se cree técnico y superados en técnicas porque algunos tienen algunos conocimientos de futbol, empiezan a pifiar y a sentirse decepcionados por los "Técnicos Empeñosos" y creen que no sacaran el partido a flote. Los "Técnicos Empeñosos" continúan jugando su partido aunque ya falta casi nada para que este termine. Los estrategas utilizan las últimas fórmulas que se lo permite las normas de juego...el equipo contrario ha hecho uso de trampa y hace lo posible para que el partido se prorrogue...el equipo "Técnicos Empeñosos" tiene síntomas de cansancio...

sábado, abril 26, 2014

El niño que fui

Han pasado 34 años. Mi madre me narra que mis primeros años fueron difíciles en temas de salud. Al año y medio de nacer, sufrí de desnutrición crónica a consecuencia de una enfermedad al estómago que me sucedió en aquella edad. 

Mi madre me comenta que esperaban un suceso trágico y mi padre siempre afirma, sólo moviendo su cabeza, que lo que dice mi madre es verdad; bueno, entiendo que fue una etapa corta porque ahora me ven y mi acarician haciéndome sentir el amor y yo entiendo, que el dolor hubiese sido muy grande si los hubiese abandonado a esa edad.

Después de la etapa crítica que les indiqué, mis días pasaron sin contratiempos. Le digo a mi madre que me siga narrando lo que recuerda de mi hasta los 5 años. Me dice que fui un niño feliz, un poco un tanto panzón, cachetón y con cabello muy lacio y desteñido; entiendo que desteñido por los bichos que llevaba en la barriga.

Madre: qué recuerdas de mi a los 3, 4 y 5 años. Mi madre me dice que yo me levantaba muy temprano y salía a sentarme en la vereda de la casa, de la casa de maderas y con techo de hojas de crisnejas. Cuando mi madre me veía sentado en la vereda siempre atinaba a preguntarme: amor que haces, y yo le contestaba: pensando mami. Que curioso, antes de los 5 años me ponía a pensar y pensar. En estos tiempos no recuerdo lo que pensaba pero fue grato escucharlo.

Permitan presentarles a mis progenitores. Mi madre es María Justina, de 56 años; mi padre es Miguel Alfredo de 74 años. Diferencia 18 años de pura vida. Son dos gotas de agua que descansan y descansaran en un mismo manantial.

Tengo 3 hermanos; antes tenía 5; ósea íbamos hacer 6 hermanos. El primero se llamó Ángel y murió al año y medio de nacer. El segundo se llama Igor, un buen tipo con singularidades medias raras pero que la vida trató de una forma diferente; él vivió una adultez adelantada y ahora vive en juventud plena, un gran tipo  que me cuidó mucho cuando fui niño, siempre me defendía cuando veía que era injusto lo que podían hacer conmigo; él tiene 2 hijos y hasta ahora tiene a la última nieta de mis padres. La tercera se llamó Sugelia Milagros, la mujercita mayor, la "sisi" de toda la familia; ella falleció a los 9 años en un suceso trágico; fue una buena hermana y a quien mis padres no dejan de extrañar; siempre sollozan cuando visitan su tumba y se preguntan hasta ahora: porqué tuvo que suceder? a pesar de haber pasado 26 años de su partida al cielo, ella no las abandona; la frase que siempre recuerdo de ella y cuando discutíamos con los amigos vecinos: "desprestale". El cuarto soy yo y esta es un fragmento de mi historia. La quinta es Patricia Margarita, una hermana media rara; muy singular; a quien le importa mucho la apariencia, pero es buena; ella tiene 3 hijos, y tiene la dicha de haberle dado la primera nieta a mis padres. Mi hermana es extravagante, un tanto confundida pero sin mala intención. Es muy bella y para rejuveneciendo cada cierto tiempo. La sexta es Linda Clemencia; ella es rarísima; por ella la vida no pasa y en lugar de eso ella pasa por la vida. Para ella el mundo no rota y el día es igual que la noche. Es curiosísima.

Cuando fui niño, mis hermanos y yo es que como si hubiéramos firmado un pacto de mutua ayuda, aunque ahora las cosas estén un poco difíciles de sobrellevar. Cuando fui niños era muy pegados a ellos.

Recuerdo a los vecinos con quienes jugábamos al lingo solo y sus curiosos saltos con diversos nombres; el más atrevido: palmadita de bebe; punto y coma; patadita de burro, entre otros. Al kiwi; entre otros. Mis contemporáneos fueron piki, churro, Sandro, Pajarito, piro, entre otros.

Mi niñez fui buena etapa y quisiera que otros vivieran las mismas experiencias sanas...ahora los amigos fueron reemplazados por la tecnología y ya casi no existe el contacto físico para los juegos y todo se hace virtual, hasta se conocen virtualmente.