domingo, septiembre 21, 2014

Motivador hasta el cansancio

Regresábamos de Independencia, era un día domingo y mi hermano Igor, conversába conmigo mientras al fondo sonaba la canción melodiosa Black de Pearl Jam

Era coincidencia o no pero sonaba como a pedir de boca. Yo acababa de tener mi penúltima experiencia en un examen de admisión para ingresar en la universidad, era la tercera vez que postulaba a San Marcos y la quinta en todas las postulaciones en las que participé hasta ese momento, acababa de cumplir 20 años y ya sentía que debía empezar un nuevo camino; ósea, abandonar el camino que había venido a emprender aquel 27 de agosto de 1997, día en que partí de Madre de Dios, enrumbandome a la gran capital.

Mi hermano sentía que mi decepción era grande pero que mis posibilidades eran aún más grandes, aunque aún yo no me daba cuenta. Siempre me decía: mientras estemos mamá, papá y nosotros (ósea mis hermanos) contigo, no importa lo que los demás piensen.

Igor: A qué viniste a Lima?
Yo: a estudiar
Igor: A donde?
Yo: en la Universidad!!!
Igor: y huev...porque quieres abandonar?
Yo: Siento que estoy pedrdiendo el tiempo!!!
Igor: El tiempo? el tiempo no lo pierdes huev...lo estas invirtiendo. Trabajas 14 horas, estudias 6 horas en la académia y sólo duermes 4. Hermano, date cuenta que estas haciendo mucho.

No me importó el lugar, empecé a llorar de la frustración. Mi hermano me alentaba a continuar y siempre repetía las mismas palabras sin importarle el lugar o quienes estuvieran presentes.

Igor: mientras estemos mamá, papá y nosotros (ósea mis hermanos) contigo, no importa lo que los demás piensen.

Siempre actuamos así, siempre poniendo por delante a nuestra madre, padre y hermanas.

Nunca dejó de apoyarme y ni dejó de creer en mi. Él ya estaba preparando mi camino para el siguiente examen de admisión y lo ví llegar con el Prospecto de la Universidad Federico Villarreal y decirme: te he matriculado para el examen del domingo y estoy seguro que ingresarás. Fue una muy grata sorpresa que nunca me lo esperé.

Llegó el domingo, fui a dar el examen y sólo atinó a preguntarme:

Igor: Cuántas preguntas fueron?
Yo: 100 preguntas
Igor: Cuantas contestaste seguro?
Yo: 90
Igor: respondistes otras?
Yo: sí, 4 más pero no estoy seguro de haberlas respondido bien.
Igor: ósea, respondistes 94 preguntas!!!
Yo: sí, 94
Igor: hermano, ya ingresaste. Vamos a cenar...

Nos fuímos a cenar un chifa ...nuestro famoso aeropuerto...en la esquina del mercado.

Al día siguiente me fuí a ver mis resultados, caminando rumbo al paradero sentí como un pajarito cagaba mi casaca negra y al fondo simplemente escuché: es de buena suerte Uri.

Llegué a ver mis resultados y ví mi nombre entre los ingresantes, me emocioné y fuí a buscar a mi hermano a su trabajo, a la agencia de un banco en donde trabajaba en San Isidro. Me paré en la puerta, me vió y sólo atinó a levantar el puño derecho mientras agachaba la cabeza creo que ocultando sus lágrimas de emoción y satisfacción. Igor se acercó a mí, me abrazó y me dijo: ya ves que todo se puede.

Siempre recuerdo esto: mientras estemos mamá, papá y nosotros (ósea mis hermanos) contigo, no importa lo que los demás piensen.

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