lunes, septiembre 15, 2014

La pequeña gran oficina de mi padre, Don Miguelito.

Creo que fue 1988. Mi padre se jubilaba de sus labores en la Municipalidad Provincial de Tambopata en donde terminaba de acumular más de 25 años de servicios. No sé si mi madre estuvo de acuerdo con la decisión pero el tema fue que se jubiló. Posiblemente, nosotros hallamos saltado de alegría bajo la conclusión de que íbamos a tener mas tiempo para abrazarlo y besarlo; o tal vez no hayamos actuado así y sólo nos conformábamos con que él fuera feliz.

Ahora, tal vez pueda comprender qué sintió mi padre al haberse jubilado. Asumo que pensó en todo y en todos. Iba a dejar la Municipalidad, un lugar hecho para pocos y a donde quieren llegar muchos.

No pensé que iba ser tan rápido, sólo que nos dijo a los dos, a Igor y a mí, que lo acompañáramos a una faena. Nosotros felices lo acompañamos.

El viaje duró menos de diez minutos, bajamos de la mototaxi, vimos una puerta y asumimos que era una entrada y tratábamos de adivinar que había detrás de ella. Sí, efectivamente era una entrada que sirvió antaño como puerta de escape del Motel. Vino Don José Kaway a entregar una llave y abrazándolo a mi padre le dijo que el lugar renacía después de muchísimo tiempo. Al abrirse la puerta, observamos escombros y todo tipo de¨"objetos sin valor" y lo empezamos a sacar uno a uno. Limpiamos el lugar por mas de cinco horas. Finalmente llegamos a limpiarlo. Lo medimos y exactamente era de 1 1/2 metros de largo por 83 cm. de ancho. Colocamos el triplay al fondo de ese lugar y es cuando deducimos que sería un lugar de trabajo, estaba destinado a una oficina: la oficina de mi papá, la oficina "Miguelito" - Redacción en general (realmente lo conocían como la oficina de "Don Miguelito").

En una oportunidad, puso un letrero en donde decía: "Egresado del Primer Colegio del Perú: Nuestra Señora de Guadalupe", ese era el emblema que lo acompañó por mucho.

La oficina se ubica hasta ahora, haciendo un bello contraste, al costado de la Municipalidad Provincial de Tambopata. Un edificio de 4 pisos (mas azotea) en donde por dentro se ha vuelto un lugar por mejorar. La oficina de mi padre es 10 veces mas decente.

La oficina es emblemática. Recuerdo que siempre es un lugar en donde los amigos de antaño de mi padre se paraban a conversar, entre ellos: José "chino" Kaway (no era chino sino japones), el abogado Leiva (nosotros le decíamos Doctor Leiva), Washington Yabar (Don washi), el ingeniero Duarte (mi papá le tomaba el pelo diciendo que era al único aprista bueno y honesto que conocía), el señor German Rios Pickman, Don Soto (el de catastro urbano en la Municipalidad), mi tío Guido Lobon (su compañero de añoransas bohemias)...bueno, no recuerdo a nadie más.

Parte de nuestras vidas se circunscribieron también alrededor de esta oficina. Al menos cuando salíamos del colegio nos servía para ver pasar a las hermosas colegialas de aquellos años, en especial las que vivían cerca a la Plaza de Armas. Muy guapas todas aunque nunca me hicieron caso.

Mi hermano Igor y yo, siempre solíamos ir a buscarlo a la salida del colegio; hacíamos la función de guardaespaldas de mi papá y policía de mi mamá. Nosotros salíamos del colegio cerca de la 1 PM y teníamos exactamente 1/2 hora para llegar a su oficina si queríamos aprovechar la moto e irnos a casa juntos. Todo estaba perfectamente cronometrado. Cuando llegábamos a su oficina el 95% coincidíams con el canillita que repartía los periódicos, que dicho sea de paso era mi vecino. A este vecino lo veíamos cargar no se cuantos periódicos peor creo que llegába a venerlos todos.

Ha pasado muchísimo tiempo y ahora, cuando voy a visitarlo, siempre lo suelo encontrar charlando con otros amigos. El tic tac de su máquina de escribir paraceríera que ya se cansó de golpear porque hace mucho no la oigo ni la siento. Cuando llamo a mi madre, siempre le pregunto: mi papá se fue a su oficina? y ella me dice: no quiere ir? y prosigue: yo quiero que vaya a distraerse, a despejarse un poco, a conversar.

En unos días estaré por allá y nada me complacería mas de ver a mi padre haciendo tic tac en su máuina e escribir porque lo asocio mucho a su salud espiritual. La oficina y la máquina de escribir han calado mucho ensu vida que sería sumamente contradictoria que ahora lo dejara.

Continúe usted: "Don Miguelito"

No hay comentarios.: